Gracias a la vida

“Gracias a la vida que me ha dado tanto”. Así inicia y termina una de las canciones más hermosas compuestas en la historia de la humanidad, tanto de esta humanidad como de cualquier otra que exista. La escribió Violeta Parra y la inmortalizó con su voz Mercedes Sosa.

La semana que hoy termina, tuve la oportunidad de darle la mano y expresar mi gratitud a una cantidad de personas que han aportado, sin saberlo, a mi crecimiento personal y profesional.

Para intentar describir lo sucedido, es como si usted admirara a un cantante por su obra musical y tuviera la oportunidad, en un concierto, de sentarse a su lado, conversar (incluso discutir), recibir un disco autografiado, escucharle decir: “¡Qué maravilla eso que haces! Yo te sigo, en la oficina solo hablan de ti, escribes muy bien, trabajamos juntos en esto y lo otro, te vamos a invitar para tal cosa”, etc. Eso se siente muy bien.

Soy un accidente de la vida; no debería estar escribiendo esto a esta hora desde este lugar. Pero lo estoy haciendo, y en gran parte, gracias a esas personas a las que estreché la mano y abracé durante esta semana. Algunos de ellos me han motivado con su ejemplo a seguir su camino, y otros me han empujado (algunos hasta obligado) con sus invitaciones a escribir, dar clases y ser parte de sus consultorías.

Si Roger Román no me hubiera recomendado para dar clases, seguramente no habría sido profesor de pregrado. Si Felipe Aroca no me hubiera incluido en la lista de docentes de la especialización en impuestos de la Universidad del Norte, no sería profesor de posgrado. Si Leonardo Varón y Yhony Lee no me hubieran invitado a escribir para Nueva legislación, no sería coautor de nada y no estaríamos escribiendo juntos un segundo libro en este momento. Incluso, a Yhony tengo que darle las gracias por motivarme y haber firmado mi carta de recomendación para ser parte del ICDT. Si Juan Esteban Sanín no me hubiera hecho inclinar por el derecho comercial, con seguridad hoy mi maestría sería en derecho tributario y no en derecho comercial.

Luego, en la noche, mientras llevaba a Juan Felipe Arenas al aeropuerto, aproveché para darle las gracias porque sin la ayuda de ADC y de Fabian de Amigo Contable, el crecimiento de la marca de Impuestos con Botas habría sido más lento.

Podría seguir la lista sin ningún problema y escribir 5 páginas, pero está por comenzar el partido del Liverpool. En todo caso, si a usted le di la mano o un abrazo durante estas jornadas, quiero decirle que ese apretón o esa palmada en la espalda era mi forma de decirle gracias.

Y bueno, gracias a la vida que me ha dado tanto.

 

  • Contador Público
  • Finalizando estudios en Derecho
  • Especialista en Impuestos
  • Maestrante en Derecho Comercial
  • Docente de Postgrado y conferencista
  • @impuestosconbotas

 

 

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